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Cultura política subyugada

Cultura política subyugada
Cultura política subyugada

Vídeo: Integra TV T3E11 - La cultura política en México - 2024, Julio

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Anonim

El papel principal del estado es garantizar el desarrollo socioeconómico normal del país.

De hecho, es una forma organizada de gestión de procesos públicos llevada a cabo tanto por organismos estatales como por asociaciones cívicas. A partir de estas disposiciones, se puede deducir la importancia del sistema responsable de las relaciones entre el estado y el individuo.

El sistema político, cuya definición se expresa por la totalidad de los organismos estatales, diversas entidades públicas y ciudadanos que participan en la regulación de los procesos sociales, es una forma de interacción. Hay varias definiciones más del sistema político. Este concepto puede definirse como la estructura de las instituciones sociales estatales y públicas que desempeñan ciertos roles en el proceso político. Además, este sistema debe entenderse como la interacción de organismos estatales, asociaciones públicas e instituciones democráticas en un solo espacio político.

El estado en el sistema político de la sociedad se encuentra en una situación especial, debido a su soberanía, es decir, la dominación en relación con otras fuentes de poder. Los actos estatales prevalecen sobre cualquier receta de asociaciones públicas y están protegidos por un poderoso sistema de aplicación de la ley. El estado no representa los deseos locales de los grupos individuales de la población, sino los intereses nacionales. Monopoliza la legislación.

El grado de participación estatal en los procesos sociales del país determina en gran medida la cultura política que caracteriza la integridad de un grupo étnico en el campo del poder público. Se crea a partir de los valores y creencias tradicionales de los sujetos del proceso político. Hay varias tipologías de culturas políticas. Sin embargo, la clasificación presentada por S. Verba y G. Almond en el trabajo científico "Cultura Cívica", que se publicó en 1963, ganó particular fama. Estos sociólogos han identificado tres tipos de relaciones entre el estado y la sociedad: una cultura política subordinada, parroquial y participativa.

Los dos últimos tipos son estados extremos de identidad cívica. Dada la naturaleza parroquial de la cultura, el interés político de la población es extremadamente pequeño y el conocimiento es escaso. Mientras que en una sociedad participativa la actividad cívica es masiva, la relevancia de la vida política en tal noosfera es alta para el laico. La cultura política subordinada ocupa una posición intermedia entre estos estados polares de la sociedad y se distingue por una sociedad altamente orientada en relación con las instituciones del poder.

En la práctica, estas especies interactúan y se mezclan. Los autores señalan que, desde el punto de vista de los intereses de la estabilidad del régimen sociopolítico, lo más positivo es la cultura política subjetiva. Esta forma de conciencia social también se puede atribuir a Rusia. La imagen sintomática del sentimiento cívico de nuestro país habla a favor de dicho diagnóstico. Un rasgo característico de este estado de la sociedad es una orientación pronunciada hacia el sistema político con una manifestación extremadamente baja de participación en él. La ausencia de una sociedad civil desarrollada es la evidencia principal de que una cultura política subordinada no evoluciona hacia otros tipos.

Para superar esta situación política estancada en la que se encontraba un ciudadano ruso, primero debe olvidarse de los atavismos del período soviético despejando el espacio para las iniciativas privadas y el potencial creativo. Mientras tanto, queda por depositar esperanzas en esos brotes débiles de la nueva sociedad civil que están rompiendo el asfalto de la herencia histórica.