Para el italiano Dino Impallazzo, la vida se dividió en dos períodos: antes de la jubilación y después. Si antes un hombre simplemente trabajaba como chef en prestigiosos restaurantes en Roma, luego, al convertirse en pensionista, decidió establecer su propia organización sin fines de lucro, cuyo propósito es ayudar a las personas necesitadas.
Reunión fatídica
Dino dice que después de la jubilación planeó, como todas las personas de su edad, relajarse, viajar, en general, vivir para sí mismo. Sin embargo, un caso cambió por completo sus planes.
Una vez en la estación de ferrocarril, un hombre sin hogar se acercó a Dino y le pidió pan. Impallazzo estaba genuinamente sorprendido de que no hubiera nada para que un hombre comprara y ningún lugar para tomar al menos algo de comida. Las personas sin hogar se quejaron de que las organizaciones de caridad distribuyen alimentos solo una vez por semana, y el resto del tiempo los pobres tienen que pasar hambre.
Las palabras de los indigentes hicieron que Dino se detuviera. Decidió que, de vez en cuando, no basta con ayudar a los necesitados con dinero o productos cuando ellos mismos solicitan ayuda. Es necesario crear condiciones más o menos cómodas para que las personas sin hogar no mueran de hambre.
