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El páramo no siempre es negro y no siempre africano

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El páramo no siempre es negro y no siempre africano
El páramo no siempre es negro y no siempre africano

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Anonim

Para muchos, la palabra "moro" suena sinónimo de la palabra "negro", y todo gracias al héroe de la obra de Shakespeare "Othello", donde el personaje principal era un moro y era negro. Pero identificar estos dos conceptos no vale la pena, porque el moro no siempre es negro ni africano.

Un poco de historia

Inicialmente, incluso antes de nuestra era, toda la población del norte de África, que no estaba subyugada por el Imperio Romano, sino que estaba subordinada a los líderes locales, se llamaba moros. Finalmente, la provincia romana de Mauritania se convirtió solo al final de la época, cuando el último testamento del rey de los moros transfirió su país al emperador romano. La palabra romana Mauri (moro) es un préstamo de la palabra griega "oscuro". Desde la puesta del sol del Imperio Romano, los moros continuaron viviendo en lugares de su concentración en el noroeste de África, en el área de Argelia moderna y Marruecos hasta principios del siglo VIII d. C., cuando la expansión de los adherentes de la religión moderna en aquel entonces, el Islam, no condujo a una expansión significativa de los territorios controlados..

Historia principal

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Desde 711, la historia de los moros ha estado directamente relacionada con la historia de Europa, su parte más occidental: la Península Ibérica. Este año, los seguidores del Islam cruzaron el estrecho de Gibraltar, derrotaron a los visigodos y capturaron su capital, Toledo. Para el año 718, casi toda la península estaba bajo el dominio árabe. Europa, desde la caída del Imperio Romano, después de haber perdido el contacto con el resto del mundo, comenzó a identificar a todos los seguidores del Islam con los árabes, desde la vieja memoria llamándolos moros. El apogeo del poder de los moros en los Pirineos llegó en el siglo X. A fines del siglo XI, durante la Reconquista, los moros fueron casi expulsados ​​de la península, y la victoria final se obtuvo en 1492, cuando España envió a Colón a las costas de América, dando el primer paso en el camino hacia la dominación mundial.

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Pero esos fueron los mejores tiempos de la Inquisición, que en 1492 había expulsado a todos los judíos del país, y después de diez años, cada moro que no se había convertido al cristianismo abandonó el país. La importancia de la posesión árabe de la Península Ibérica durante muchos siglos no fue en vano. Además de los monumentos arquitectónicos de ese período, los moros dejaron una marca significativa en el acervo genético de los españoles y portugueses actuales.