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Un anciano con poca ropa vino a un salón del automóvil y pidió que le mostraran una bicicleta de moda.

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Un anciano con poca ropa vino a un salón del automóvil y pidió que le mostraran una bicicleta de moda.
Un anciano con poca ropa vino a un salón del automóvil y pidió que le mostraran una bicicleta de moda.

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Anonim

La mayoría de nosotros ya estamos acostumbrados a historias sobre empleados de tiendas de marca que tratan a sus clientes de manera diferente dependiendo de cómo se vistan. Si un cliente impecablemente vestido viene a la tienda, se le presta mayor atención y se lo atiende bien. Cuando una persona descuidada entra en una tienda de lujo, generalmente se la ignora o se la atiende al azar.

Cliente desventajoso

Pero la apariencia no siempre refleja la verdadera situación financiera del cliente. Los vendedores de un concesionario de automóviles que vendían motocicletas de lujo pudieron verificar esto desde su propia experiencia.

Un anciano de Tailandia decidió enseñarle a un puñado de vendedores una valiosa lección de educación humana básica cuando decidió comprar una motocicleta. Entró en un lujoso salón, vestido con una camiseta hecha jirones, andrajosa, pantalones holgados y desgastados y zapatillas.

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Vestido tan informalmente, visitó varios concesionarios de automóviles en busca de una súper bicicleta para él. Mientras examinaba los autos en las tiendas, los vendedores no le prestaron atención y lo pasaron como un lugar vacío.

Impresión equivocada

Debido al hecho de que el anciano estaba mal vestido, los vendedores tenían la impresión de que no podía permitirse comprar una motocicleta costosa, por lo que simplemente lo ignoraron. Un hombre deambulaba por la cabina mirando las lujosas bicicletas, mientras los vendedores fingían que no existía. Quizás el viejo también tuvo suerte de no haber sido expulsado por la puerta. Se mudó de una tienda a otra, y no esperó hasta que le sirvieron y le prestó atención. Y solo en uno de ellos el vendedor se le acercó con una sonrisa condescendiente.

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La apariencia es engañosa

Después de deambular por el siguiente concesionario de automóviles durante diez minutos, el anciano exclamó: "¡Me llevo este!" El vendedor no creía en sus oídos: ¡un pobre hombre ordinario con ropa raída señalaba una lujosa motocicleta Harley Davidson! El vendedor, que seguía sonriendo con condescendencia, mencionó el precio de la supermoto elegida. Imagine su sorpresa cuando el cliente solo asintió con la cabeza. ¡Y frente al vendedor asombrado, que se quedó sin palabras durante varios minutos, sacó varios paquetes de dinero para pagar la Harley Davidson que le gustaba!

Sacó unos diecinueve mil dólares de los bolsillos de sus maltratados pantalones. La sonrisa del vendedor ha pasado de ser condescendiente a ser respetuosa e incluso obsequiosa. A sus ojos, este hombre anciano y descuidado se convirtió en un cliente digno de atención y un servicio de la más alta calidad.

Y el cliente pagó repentinamente, se convirtió en un vendedor increíblemente cortés y se fue con su nueva supermoto.