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El idealismo objetivo de Platón y su papel en el desarrollo de la teoría del conocimiento.

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Vídeo: Teoría del conocimiento de Platón 2024, Julio

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Anonim

Platón era alumno del antiguo sabio griego Sócrates, y en su filosofía él tomó mucho del maestro. Este último llamó a su propio método de cognición maevitika, que puede traducirse aproximadamente como "ayuda obstétrica". Un obstetra ayuda a una madre a dar a luz a un hijo. El cuerpo del niño ya está formado, y la partera solo ayuda a asegurar que nació. Aplicado a la cognición, en el lugar del bebé se encuentra la verdad que sabemos de antemano, porque proviene del mundo de las ideas. Pero dado que nuestra alma está influenciada por la razón material, necesitamos esfuerzo y preguntas principales del sabio "obstetra", de modo que la mente humana "dé a luz", pero de hecho recuerda lo que ya sabía. El idealismo objetivo de Platón parte de la doctrina socrática de la matemática y la desarrolla.

En primer lugar, el filósofo formula la doctrina de lo eterno y primario en relación con el reino material mundial de las ideas, las esencias. Antes de hacer, por ejemplo, una mesa, el maestro ya tiene en mente una idea de que algo tiene una superficie horizontal plana que se eleva sobre el suelo. Y no importa qué tipo de objeto haga el maestro (cojo, pequeño, grande, simple o con incrustaciones hermosas, aproximadamente cuatro patas o una). Lo principal es que cualquiera que vea este tema debe decir que es una mesa, no una lámpara, un ánfora, etc. Es decir, el idealismo objetivo de Platón implica la primacía de las ideas sobre las cosas concretas.

En el mundo de las tierras altas, las entidades permanecen para siempre. Están allí antes de encontrar encarnación en la materia amorfa, convertirse en cosas, y después de que estas cosas envejecen y decaen, caen en la inexistencia. No importa cuán difícil sea para nosotros imaginar que la esencia del iPod o del reactor nuclear existió antes que sus inventores, el idealismo objetivo de Platón afirma que es así: "eidos", entidades, simplemente se encarnan cuando estamos "listos para dar a luz" a ellos. Por lo tanto, son objetivos, indestructibles e infinitos, mientras que las cosas son solo emanaciones, sombras imperfectas y perecederas de la verdadera realidad.

El hombre, según Platón, es un ser dual. Por un lado, su cuerpo es parte del mundo material y, por otro, es un sujeto y un ser espiritual del reino superior. En cuanto a un tema, en primer lugar fijamos sus "eidos" en la mente. Al observar a dos gatos, la mente humana comprende de inmediato sus similitudes genéricas (a pesar de que uno es pequeño y negro, y el segundo es grande, rojo y, en general, no una hembra, sino un gato). En nuestra mente, de acuerdo con el idealismo objetivo de Platón, se han conservado las formas y conceptos con los que las personas reconocen lo esencial entre la masa de objetos concretos dispares.

Las enseñanzas de Platón encontraron sus seguidores en la filosofía y la teoría del conocimiento, no solo en el mundo antiguo, sino también en la Edad Media e incluso en la Nueva Era. Platón consideraba que el método sensual de comprender el mundo material no era auténtico, ya que la percepción de una cosa particular por las sensaciones no nos transmite su esencia. Juzgar algo sobre la base de las ideas es como sentir a las personas ciegas como un elefante: uno dirá que es una columna, el segundo, que es una manguera, el tercero, que una pared rugosa. Es necesario descender de lo general a lo particular, y este método se llama deducción. Por lo tanto, el idealismo en filosofía implica la presencia del Espíritu primario, que da lugar al mundo material visible, es decir, una especie de universalidad que crea lo concreto.

Por lo tanto, el conocimiento genuino es trabajar con ideas. Operar con entidades y establecer relaciones entre ellas a través de la comparación y la analogía se llama "dialéctica". Platón usó esta imagen: un hombre se sienta frente a una pared y observa cómo alguien lleva algunos objetos detrás de él. Él está tratando de adivinar qué es de las sombras proyectadas en la pared. Este es nuestro conocimiento. El filósofo creía que los objetos del mundo material son falsos, que son la "sombra" de una entidad, ya que la sustancia en la que esta entidad ha encontrado encarnación lo ha distorsionado. Es mejor comprender con la mente eterna, pero invisible a las ideas del ojo, que basarse en el estudio de objetos individuales. Desde entonces, todo filósofo idealista es (en la percepción del público en general) una persona alejada de las verdaderas realidades, volando en el mundo de sus propias fantasías.