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Mónada es Mónada en filosofía

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Mónada es Mónada en filosofía
Mónada es Mónada en filosofía

Vídeo: Leibniz Doctrina de las Mónadas Philoweb. 2024, Julio

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Anonim

La filosofía incluye muchas corrientes y direcciones. Cada científico, de alguna manera, a su manera, explicó las categorías relevantes para su tiempo. La teoría de las mónadas de Leibniz es parte de la dialéctica, la doctrina del desarrollo constante, el movimiento y la variabilidad del mundo. El famoso filósofo, un representante de la escuela alemana, creía que en el corazón del mundo están Dios y la mente que él creó. Es la mente de Dios la que proporciona el contenido para la materia y se convierte en la fuente de su desarrollo.

¿Qué es una mónada?

Según Leibniz, todo el mundo se puede dividir en los elementos más pequeños: mónadas. La mónada es una sustancia especial, caracterizada por la simplicidad, que forma parte de un elemento más complejo. Este componente del mundo no tiene una extensión, no surge y no perece de manera natural, simplemente existe. Leibniz argumentó que la mónada en filosofía es una sustancia dotada del principio de actividad y poder. Este principio puede explicarse desde el punto de vista de la teleología (subordinación universal a los objetivos finales) y la teología. En este sentido, existe la idea de que el Universo, generado por Dios, también está constantemente dirigido por él hacia la superación personal y el desarrollo de formas ricas.

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Los filósofos estudian la mónada como una partícula que está conectada por la unidad con el cosmos infinito. Leibniz, como representante de la dialéctica, propuso la idea de que la naturaleza es una combinación de todo con todo, ya que todo el Universo está representado por una mónada. La dirección filosófica demuestra la conexión de sustancias individuales individuales con el gran mundo circundante.

Características de la sustancia.

Todos los artículos se pueden dividir en mónadas. Su existencia está confirmada por las cosas complejas que nos rodean y que podemos aprender de manera práctica, habiendo adquirido cierta experiencia. El principio filosófico establece que cualquier cosa compleja debe consistir en simples. Para Leibniz, una mónada es un átomo espiritual que no tiene partes y no es material. El hecho de que estos elementos sean simples significa que no están sujetos a la descomposición y dejan de existir, como todas las demás sustancias mortales.

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Las puertas de las mónadas están cerradas y, en relación con dicho aislamiento, no afectan a los demás y, a su vez, no les afectan a ellos. Circulan en el espacio independientemente uno del otro. Este principio no es característico de la mónada más alta: Dios, que dota a todos los demás elementos de vida y armoniza su estado interno. La armonía preestablecida entre sustancias simples es una imagen viva del espejo del universo. A pesar de su simplicidad, la mónada en filosofía es un fenómeno que tiene su propia estructura interna y multiplicidad de estado. Tal estado, o percepción, no puede existir por sí mismo, a diferencia de las partículas de elementos complejos, y esto confirma la simplicidad de las sustancias. Las percepciones son conscientes e inconscientes. La segunda condición es posible debido al pequeño tamaño de las mónadas.

Mónada y alma

Leibniz tenía sus puntos de vista antropológicos sobre este tema. El científico creía que las acciones de las personas pueden estar sujetas a una influencia inconsciente. También argumentó que las mónadas y sus estados están cambiando constantemente. La razón de esto es la actividad interna de dicho elemento.

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Para Leibniz, el alma humana es la mónada más importante. En filosofía, esta dirección se llama monadología: reflexión sobre la causa raíz de la interacción física entre las cosas. El alma humana es solo uno de los niveles de sustancia.

Disposiciones básicas de monadología.

Todo el Universo se puede dividir en una gran cantidad de elementos que no tienen una naturaleza dualista, como escribieron Descartes y Spinoza, sino que se unifican continuamente.

Una mónada es una si nos fijamos en una traducción del griego. Es simple, indivisible y no tiene una base material y sustantiva.

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La mónada se caracteriza por cuatro cualidades: aspiración, atracción, percepción y representación.

La esencia de este elemento es la actividad, la actividad. Él es uno y cambia constantemente su percepción.

La continuidad de la existencia permite a la mónada tomar conciencia de sí misma.

Esta sustancia está completamente cerrada y depende de otros como ella.

Tipos de mónadas en Leibniz

Leibniz, resumiendo todos sus pensamientos, divide las mónadas en 4 clases:

  1. La mónada desnuda es la base de la vida de las criaturas inorgánicas (piedras, tierra, minerales).

  2. Mónada de animales: por el nombre, está claro para quién es peculiar. Ella tiene sentimientos, pero la autoconciencia está completamente subdesarrollada.

  3. La mónada o alma humana es una sustancia racional. Tiene conciencia, memoria y una habilidad única: pensar. Una persona puede conocer el mundo, las cosas que lo rodean, las leyes morales, los valores y las verdades eternas.

  4. El nivel más alto de la mónada es Dios.

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Leibniz argumentó que todas las mónadas, excepto la cuarta clase, tienen una conexión con el cuerpo. La vida de las criaturas está asociada con dos procesos: despliegue al nacer y coagulación al morir, que, en principio, el cuerpo, como un conjunto de mónadas, no puede destruir. De cuerpo entendió el país de las mónadas, que está regido por el líder ideal: el alma. Como el filósofo era un idealista, generalmente negaba la existencia de la materia y, a este respecto, del caparazón corporal.