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Confucionismo y taoísmo: dos lados de China

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Anonim

La religión oficial en China nació durante la caída de la dinastía Zhou. En los siglos 5-3 aC, un estado fuerte y poderoso se convirtió en un puñado de principados feudales, luchando constantemente entre sí. Las clases bajas, que salieron de la obediencia, hirvieron como un caldero con agua hirviendo, y en este "agua hirviendo" nacieron cientos de religiones y enseñanzas. Posteriormente, la colección de estas ideas filosóficas se conoció como las "Cien Escuelas". Sin embargo, solo dos enseñanzas sobrevivieron y se arraigaron: el confucianismo y el taoísmo. Con el tiempo, estas dos escuelas se convirtieron en la base de la cosmovisión social y religiosa de China. El taoísmo puede considerarse la religión de China, mientras que las enseñanzas de Confucio controlan la vida social de los chinos. Por lo tanto, estas escuelas filosóficas se complementan armoniosamente entre sí, desde hace 2.000 años definiendo la conciencia y el comportamiento de millones de personas.

El confucianismo lleva el nombre de su fundador, Kung Fu-tzu. Gracias a los misioneros cristianos, este nombre comenzó a sonar como "Confucio". Confucio vivió en el 551-470 a. C., cuando el camino de la sociedad china cambió de patriarcal a burocrático. El confucianismo y el taoísmo, apoyando el reino espiritual, ayudaron a prevenir la anarquía y salvar al estado chino del colapso completo. La enseñanza de Confucio se basa en lograr la armonía entre el mundo y las personas. Confucio no tocó la religión, centrando su atención en la vida humana. Fue controlada por cinco tipos de relaciones basadas en el principio de "piedad filial", que hasta el día de hoy se encuentra en el corazón de la cultura china.

Se otorgó un lugar honorable en el confucianismo a varios rituales. Fueron recopilados en una especie de "código de leyes", que todo chino debería seguir. Sin observar los principios del confucianismo, una persona no podría hacer una carrera en el servicio público. En lugar de adoradores, las ceremonias en el confucianismo fueron realizadas por el jefe de la familia, los altos funcionarios y el emperador, y el culto al estado se equiparó con el culto al Cielo. Así, tanto el confucianismo como el taoísmo controlaron completamente la vida del pueblo chino.

El taoísmo nació de las enseñanzas del semi legendario Lao Tzu. Describió los fundamentos de su enseñanza en el libro sagrado "Tao de jing". Lao Tzu vio el significado y el propósito de la vida humana en la inmortalidad, que se logra a través del ascetismo y la autoconcentración. Un asceta que lleva una vida justa se convierte en un hombre Tao: una realidad eterna, un principio divino y creativo. Una manifestación de Tao en la vida real, De se considera la naturaleza de las cosas. El taoísta nunca interviene en De o intenta cambiarlo. El taoísmo, cuyas ideas principales se basan en tres conceptos: amor, humildad y moderación, predica el "principio de no interferencia". La inacción es la regla principal y la base de la vida taoísta. Rechaza cualquier intento de cambiar el mundo y su propia vida y se entrega a la auto eliminación.

Como en el confucianismo, en el taoísmo también hay un ideal del estado. En los taoístas, este es un país pequeño que no hace la guerra, no comercia con sus vecinos y cuya vida social y espiritual se basa en el principio de no acción. En China, estas ideas más de una vez se convirtieron en la causa de disturbios y revoluciones populares. Se considera que una persona ideal en el taoísmo es un ermitaño que se ha dedicado a lograr la inmortalidad. Con el tiempo, el taoísmo se dividió en dos partes convencionales: filosóficas y religiosas, que tienen diferencias significativas. La parte religiosa incluye varias supersticiones y fe en la magia. De ella salieron instrucciones como la astrología y el feng shui. Los centros espirituales del taoísmo son numerosos monasterios.

Durante siglos, el confucianismo y el taoísmo se han opuesto con éxito al budismo. Apoyándose y complementando entre sí, estas enseñanzas formaron esa China misteriosa e incomprensible que ha sobrevivido hasta nuestros días.